La revancha

La eterna lucha de Lola Fae con las finanzas llegó a un punto crítico cuando se encontró sin un céntimo. Recurriendo al robo, eligió a sus hermanastros con la esperanza de aliviar sus problemas económicos. Las sospechas surgieron entre los hermanos cuando el dinero empezó a desaparecer, lo que les llevó a atar cabos al darse cuenta de los repentinos derroches de Lola. Decididos a desenmascararla, le tienden una trampa. Atraparla con las manos en la masa se convirtió en el objetivo final. Cuando Lola intentó un nuevo robo, sus hermanastros intervinieron y la confrontaron con pruebas irrefutables. A pesar de sus exigencias de restitución, Lola sigue desafiante, pues ya ha dilapidado las ganancias mal habidas. Entonces los furiosos tíos deciden que ella debe pagar por todo lo que ha robado, de una forma u otra. Ambos sacan sus pollas y empiezan a metérselas por turnos en la sucia boca de la ladrona Lola. Ella no puede creer que sus hermanastros quieran semejante venganza. Pero sus pollas carnosas saben tan bien, que ella no piensa en pararse a chupárselas. Después de haber sorbido suficiente semen, Lola les pide a los chicos que le follen sus codiciosos agujeros y le demuestren lo mucho que quieren vengarse de ella.